Por primera vez en su historia, Hezbolá está llevando a cabo la guerra de maniobra ofensiva como parte de sus operaciones en Siria. La intervención rusa mejorará esa experiencia, probablemente dando el grupo importantes lecciones para futuros conflictos. En Siria, Hezbolá ha tenido que cambiar sus objetivos principales para hacerse cargo de territorio y mantener el control sobre el mismo, a la vez que lucha contra las fuerzas cuasi convencionales que utilizan tácticas de guerrilla.
Ahora, la participación de Rusia en la guerra contra el terrorismo en Siria puede llevar a que Hezbolá aprenda lecciones tácticas de uno de los mejores ejércitos del mundo. Rusia confía en el avance de las tropas sirias, pero también de sus aliados, para alcanzar logros decisivos en la guerra.
Los consejeros militares rusos mantienen una estrecha cooperación con sus socios para asegurar la efectividad de los mismos en el campo de batalla. El Ejército sirio, los militares rusos y Hezbolá comparten salas de operaciones conjuntas en Latakia y Damasco. Hezbolá y el Ejército sirio salvaron también al piloto ruso del avión ruso Su-24 derribado en noviembre por cazas turcos que estaba siendo buscado por terroristas sirios.
Hezbolá también ha recibido conocimientos en conceptos operativos avanzados del sistema de planeamiento. El Ejército ruso posee una gran experiencia en la realización de diferentes tipos de operaciones militares, como las campañas contrainsurgencia y otras tradicionales, así como sobre la forma de coordinar a las unidades terrestres con los helicópteros y aviones que las apoyan. Durante sus encuentros en las salas de operaciones, los rusos hablan sobre la forma de la campaña, los objetivos de la misma, su marco temporal y los medios militares apropiados para ser utilizados durante la misma. Hezbolá puede ver y aprender, de este modo, estas tácticas valiosas para su uso en la campaña de Siria y otras.
Los rusos, probablemente también han compartido datos de inteligencia con Hezbolá sobre el campo de batalla. Hezbolá ha visto así cómo los militares rusos recogen esta información y luego la analizan con el fin de aplicarla al campo de batalla. Esto incluye el uso de imágenes de satélites y fotografías aéreas tomadas por drones. No es ésta la primera vez que esto sucede. Durante la Guerra de 2006, un centro de inteligencia sirio-ruso transmitió a Hezbolá informes de inteligencia.
Un aspecto importante es la guerra urbana. Los rusos tienen una amplia experiencia en este tipo de guerra, que obtuvieron en conflictos como el de Chechenia. Esto incluye la creación de una estructura eficiente de mando y control, la elección de diferentes armas en este escenario, tácticas de combate urbano, uso de francotiradores y unidades con armas automáticas etc. Esto se aplica también al uso de armas termobáricas como el TOS-1, que lanza cohetes incendiarios.
De este modo, los militares rusos ayudarán a transformar a Hezbolá en una fuerza militar aún más efectiva, que pueda llevar a cabo fácilmente operaciones defensivas y ofensivas. A nivel táctico, los combatientes de Hezbolá aprenderán a utilizar muchas armas nuevas, la mayoría de ellas de fabricación rusa, de forma más eficaz y estudiarán sistemas de armamento que pueden necesitar en el futuro.
Recientes informes afirman que Hezbolá ha obtenido misiles antiaéreos SA-22. Rusia ha llevado este sistema a Siria. Si estos misiles han sido usados bajo la supervisión de las salas conjuntas de operaciones, Hezbolá puede conocer cómo operar sus sistemas de radar y cómo atacar múltiples objetivos aéreos al mismo tiempo.
Fuente: thewashingtoninstitute
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