El lunes, un nuevo gobierno asumió el poder en Grecia. Syriza, el partido de izquierda populista que se opone vehementemente a las medidas de austeridad de la UE impuestas desde Bruselas, salió victorioso, formando una coalición con el partido conservador Griegos Independientes. Miles de personas en Atenas acudieron en tropel, jóvenes y viejos, para animar y disfrutar de la victoria de Syriza y Alexis Tsipras, el nuevo primer ministro. El compromiso de Syriza en la reestructuración de préstamos bancarios de la UE y su campaña "Hope is Coming" obtuvo eco en los votantes, que se habían cansado del primer ministro anterior Antonis Samaras y su Partido Nueva Democracia, del crecimiento del empleo negativo, del estancamiento de los salarios y la cooperación con los sistemas de préstamos de la UE y del FMI.
Cierto es que Syriza se ha visto obligada a una alianza con el partido Griegos Independientes, conocido por su retórica anti-inmigración. Tsipras, un orador hábil con una personalidad magnética, tiene ahora serios objetos pesados que levantar. El desempleo se sitúa en el 25%; desempleo de los jóvenes es casi de un 50%; y los préstamos de la UE que deben renovarse el 28 de febrero. Por no hablar de los altos índices de pobreza, las pensiones acuchilladas por la troika, y los locos criminales del partido Amanecer Dorado.
España no es Grecia. Máxima que se ha hecho totalmente viral en cuatro días en éste mi país. ¿Por qué? Supongo que, porque la élite política española está profundamente inmersa en una narrativa esencialmente religiosa: España pecó (gastamos por encima de nuestras posibilidades) y los recortes y la ayuda a la banca es nuestra penitencia. Resulta obvio que si la estrategia de Syriza en Grecia tiene éxito, esta penitencia quedará expuesta como una locura. España se ha ajustado a la narrativa de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y le Fondo Monetario Internacional. El gobierno español ha estado más que dispuesto a seguir el juego: la imagen de España como una historia de éxito de las políticas de austeridad es bueno para la inversión y bueno para el acceso a los mercados financieros internacionales. Pero la victoria de Syriza en las elecciones griegas plantea un desafío profundo a la clase gobernante de España. Existe un interés mutuo. Angela Merkel y los líderes de la zona euro necesitan un testimonio con el fin de demostrar que la doble política de socialización de la deuda privada y la imposición de la austeridad es legítima y eficaz. (La verdad es que mejor ejemplo que España sería Irlanda, así que, no os extrañe que en los próximos días este país aparezca por todos los medios como el “buen ejemplo”).
Syriza, típicamente definida como "extrema izquierda" por los principales medios de comunicación, es todo lo contrario. Tsipras y compañía están simplemente tratando de crear un nuevo movimiento de justicia social, mediante la lucha contra la desigualdad con programas de extensión comunitaria. Como el reportero JonHenley explica en The Guardian, las clínicas de salud, los mercados de productos frescos, profesores y más están apareciendo en Grecia para ayudar a las familias pobres a mantenerse a flote. Al eliminar intermediarios, los agricultores pueden vender comida y recibir un beneficio mayor, mientras que la gente puede comprarlos a un precio más bajo que en un supermercado. Los abogados dan asesoramiento gratuito para evitar desahucios y ejecuciones hipotecarias. La clínica de salud Peristeri, una red de voluntarios médicos utilizando equipos donados, trata a más de 30.000 pacientes al mes, muchos sin seguro. Como el organizador movimiento explica:
"El Movimiento de solidaridad de Grecia estaba orientado 'casi en un sentido diferente de lo que la política dicta que debe ser - una política de abajo hacia arriba, que se inicia con las necesidades reales de la gente. Es una crítica práctica del vacío, de la política de arriba hacia abajo, representativa de la política que nuestros partidos tradicionales practican. Es una especie de un modelo totalmente nuevo, en realidad. Y está funcionando”.
Esta cita lo dice todo. Si a Syriza se le define como un partido de extrema izquierda por el establishment, estos insultos sutiles sólo revela el temor proyectado de "los poderes fácticos". Si son llamados soñadores y utópicos, es sólo porque los negadores que alaban el neoliberalismo no pueden ver fuera de su propia burbuja de propaganda. Si se les llama ingenuos, es sólo porque los títeres de los medios de la clase dominante no tienen la fe y la determinación necesarias para imaginar una sociedad mejor.
Sí, Tsipras ha utilizado la retórica populista para argumentar a favor de una reestructuración y / o falta de pago de préstamos de la UE. También ha suavizado su tono recientemente, su partido sabe que un conflicto o una escisión completa con la UE no sería beneficioso tampoco. Hay que recordar que, el descaradamente definido euroescéptico Syriza no aprueba el tono nacionalista escuchado en otras partes, como el UKIP o el Frente Nacional de Francia.
Syriza y Podemos, y hablo de Podemos por ser el partido de izquierda más importante de España según las últimas encuestas; ofrecen una nueva alternativa a los principales partidos políticos y a los tecnócratas sin rostro de Bruselas que es Señor de la UE. Ofrecen la democracia directa a los ciudadanos que sufren bajo las medidas de austeridad injustas en una espiral aplastante de la deuda, la pobreza y la incertidumbre. Ellos ofrecen una oportunidad para que la gente común trabaje juntos, para fomentar un sentido de comunidad, la dignidad y la solidaridad. Como un tendero de una cooperativa griega explica en el artículo de Henley:
"Todos estos proyectos, son muy importantes para mí, no sólo están ayudando a las personas que lo necesitan, sino que representan casi el inicio de un nuevo tipo de sociedad", dijo Katerini. "Ellos [proyectos] se ejecutan como democracias directas, sin jerarquía. Tienen que ver con las personas que toman la responsabilidad de sus vidas, ponen en uso sus habilidades, convirtiéndose en productivos de nuevo".
Un nuevo tipo de sociedad de hecho. Una no gobernada por oligarcas, no coaccionada en políticas fallidas, no supervisada por burócratas financieros. Una sociedad que se anima en la ayuda a los necesitados, donde la pobreza se está librando en sus raíces; a diferencia de las naciones occidentales más ¿ricas? (EE.UU., Reino Unido, Francia y Alemania), donde los políticos hablan rutinariamente a la "clase media" inexistente.
Estas organizaciones comunitarias, partidos políticos, y programas sociales en Grecia y España, legítimamente representan el renacimiento de la democracia de base, un movimiento que decayó en la década de 1970. Ellos representan el espíritu del triunfo de la comunidad sobre las empresas; salud y bienestar durante el malestar postmoderno del consumismo; igualitarismo y la amistad sobre la fría hostilidad de las relaciones internacionales. Aunque todavía están en su infancia, son modelos que el Occidente moderno puede aprender y adoptar. Y aunque todavía no podemos ver cambios drásticos en nuestras propias sociedades en este momento, podemos tomar en nuestros corazones el inspirador mensaje de Syriza: La esperanza está llegando. (otro tema es que se haga todo lo posible para que no llegue).
Así que, parafraseando a John Fitzgeral Kennedy en Berlín... yo soy griego.
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