La Asociación alemana de Cajas Ahorro (DSGV) desveló datos estadísticos alarmantes. Estos prueban que el índice de ahorros de los ciudadanos alemanes ha caído al nivel más bajo desde 2002.
Se trata de una señal muy seria para toda la eurozona, cuya salvación depende directamente de los éxitos económicos de Alemania.
Los escrupulosos estadistas alemanes calcularon que en 2008 de cada cien euros que recibía el habitante medio del país dejaba 11,5 euros para el “día negro”. En 2012 ese índice bajó a 10,4 euros y este año ya está en 10,3 euros. Entre tanto, según el presidente de la DSGV, Georg Fahrenschon, “la norma de ahorro del 10 % no cubre todos los riesgos que entraña la vida cotidiana: accidentes, enfermedades, cambios en el trabajo”.
Y si incluso en la “locomotora” de la Unión Europea – Alemania, los habitantes cada vez menos pueden preocuparse de su futuro, la situación en el área problemática de la zona del euro es aún más penosa. Allí Estados enteros viven endeudados. Y a pesar del cercenamiento del presupuesto, alcanzado merced a medidas draconianas, el crecimiento económico no está en condiciones de compensar el crecimiento simultáneo de la deuda.
Los criterios de convergencia (o criterios de Maastricht) de funcionamiento de la UE y la eurozona prevén que la deuda pública de los miembros de esa organización no debe superar el 60 % de su PIB. Pero los países problemáticos de la zona del euro hace mucho ya rebasaron dicho listón. La deuda de Grecia se cifra en el 169,1 % del PIB, en segundo lugar está Italia con el 133,3 % y le siguen Portugal con el 131,3 % e Irlanda con el 125,7 %. Al propio tiempo, las deudas del primer trío siguen creciendo. En comparación con el primer trimestre del año en Grecia aumentó en el 8,6 %, en Portugal en el 3,8 % y en Italia en el 3 %.
Alemania sobre este tétrico telón de fondo aparenta ser una “isla de estabilidad”, si bien su deuda pública del 79,8 % del PIB rebasa los criterios de Maastricht, igual que la deuda de la UE como organización, que es del 86,8 % del PIB. En el segundo trimestre dicho índice se situó en el 93,4 % para la zona del euro. El problema de la deuda en la Unión Europea realmente alcanzó grandes proporciones.
Todo parece indicar que el Banco Central Europeo (BCE) deberá poner a toda marcha el proceso de compra de bonos basura de los países problemáticos para revertir la situación en la zona del euro. El economista belga, Paul de Grauwe, de la Escuela de Economía de Londres advierte sobre la amenaza real de suspensión de pagos en Grecia y Portugal y propone a la eurozona combinar “una política monetaria simétrica con la monetización gradual de las deudas con ayuda del BCE”. En la práctica esto supone la compra y cancelación de los bonos de los países problemáticos con medios del Banco Central Europeo, paralelamente con el incremento de los gastos públicos en la propia Alemania para relanzar toda la economía europea.
Para cumplir semejante guión, el propio BCE y personalmente su presidente Mario Draghi se requiere no poca voluntad política. Es que las referidas actividades en el mercado de bonos de hecho suponen que las deudas griegas o portuguesas se trasladarán a los hombros de los miembros de la UE.
Por su parte, Denís Barabánov, entrevistado por La Voz de Rusia señaló que el BCE como prestigiosa y poderosa organización es capaz de emprender las acciones más decididas:
–El Banco Central Europeo no es un organismo gobernado por una sola persona. Allí hay muchas personas responsables que toman resoluciones en forma colegiada. El BCE es actualmente una de las pocas entidades europeas capaces de actuar con prontitud y eficacia.
De momento los indicadores de las bolsas e instituciones de valores estadounidenses y asiáticos siguen prestando cierta ayuda a la economía europea. En particular, según la agencia de información económica Bloomberg, la Reserva Federal de EEUU no renunciará a su programa de estímulo cuantitativo de la economía. No obstante, esta institución difícilmente solucione el problema de las deudas europeas por los propios europeos.
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