Desde principios de 2015 la prensa paquistaní, tanto la impresa como la electrónica, junto con los blogs independientes, han estado informando cada vez con mayor frecuencia la propagación de la influendcia de ISIS en territorio paquistaní. Tanto los servicios de inteligencia de los EE.UU. como los de Canadá se vieron obligados a admitir esto en febrero y marzo. Nick Rasmussen, el jefe del Centro Nacional de Contraterrorismo de Estados Unidos, se vio obligado a hablar del problema en la prestación de testimonio en una audiencia del Congreso.
Según diversos informes existen alrededor de 50 grupos suníes radicales en el país que están cerca de ISIS. Incluyo entre estos grupos al odioso Jamaat-ul-Ahrar, Lashkar-e-Jhangvi, Sipah-e-Sahaba Pakistán, Lashkar-e-Taiba, y en particular a Tehrik-e Taliban (TTP). Estos grupos, junto con una serie de otras organizaciones radicales, están luchando para convertir a Pakistán en un Estado teocrático suní que funcionaría únicamente bajo la ley Sharia. ISIS está tratando de crear el mismo tipo de estado en Siria e Irak. Mediante el uso de las aspiraciones de los radicales paquistaníes, los emisarios de ISIS tienen la esperanza de sentar las bases para penetrar en Pakistán (y así tratar de iniciar un proceso similar en Afganistán) y para luego expandirse en la provincia iraní de Khorasan, los países de Asia Central y la Región Autónoma china de Xianjiang.
El éxito de los reclutadores de ISIS se refleja en el número de islamistas paquistaníes que han cambiado de bando y se han unido al Estado islámico. El grupo Tehrik-e-Khilafat (vinculados a los talibanes) han anunciado que destacamentos de combatientes de la Momand, Orakzai, Khyber y regiones de Bajaur de las Áreas Tribales bajo Administración Federal de Pakistán han declarado su adhesión a los objetivos según lo indicado por el líder de ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi. A juzgar por la correspondencia de redes sociales, en blogs y sitios de diversas organizaciones yihadistas, alrededor de 1.500 militantes de los grupos mencionados anteriormente están luchando por la creación del Estado Islámico en Siria e Irak. Lo que es más, líderes de grupos radicales en Pakistán están dispuestos a enviar a cientos de militantes mñas para luchar por la causa del Estado islámico.
El crecimiento de la capacidad de atracción del Estado Islámico sobre islamistas paquistaníes se debe en gran parte a la hábil propaganda dispersada por los ideólogos de ISIS, (que parece ser más eficaz entre los jóvenes talibanes), por los éxitos de las unidades de yihadistas en Siria e Irak, y también por el puro poder adquisitivo del Estado islámico. Las filas del Estado islámico también se están incrementando de manera significativa por jóvenes y desempleados en Pakistán, la mayoría de los cuales provienen de familias pobres. Son radicalizados en numerosas madrasas y después de sus estudios pasan a engrosar las filas de unidades islamistas armadas. El Ministerio del Interior de Pakistán calcula que de 24.000 madrasas, aproximadamente el 10% de ellas están preparando combatientes ideológicamente motivados.
Al mismo tiempo, a pesar del apoyo que los radicales paquistaníes tienen hacia el Estado islámico, hay algunas diferencias entre ellos y los yihadistas de ISIS. En particular, esta diferencia es notable cuando se refiere a sus líderes del movimiento por cada lado. Los islamistas paquistaníes todavía se remiten al líder de los talibanes, el mulá Omar, Emir del Emirato Islámico de Afganistán, rechazando así cualquier reclamación al liderazgo del califato islámico de Abu Bakr al-Baghdadi.
Las actividades de ISIS representan una amenaza real para la seguridad de Pakistán. Es gracias a los medios de comunicación de Pakistán y sus esfuerzos para alertar a la comunidad internacional, que ahora sabemos acerca de la contratación de varios miles de voluntarios por los yihadistas, para que enarbolen la bandera de ISIS, en la región de Kurram.
Según los expertos del Instituto de Pakistán de Estudios de Paz lo más probable es que el Estado islámico, confiando en sus partidarios, cree bases en Pakistán y el vecino Afganistán. Las intenciones del Estado Islámico en este sentido son malas noticias para Islamabad. Una afluencia adicional de combatientes entrenados desde Siria e Irak socavará seriamente cualquier esfuerzo para preservar la seguridad interna del país.
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