El presidente iraní, Hassan Rohani, ha abandonado Ankara tras firmar diez acuerdos económicos y mantener encuentros bilaterales con el presidente turco, Abdullah Gül, y el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en los que fueron discutidos temas de carácter bilateral y regional.
En lo que se refiere a los vínculos bilaterales, ambas partes discutieron la forma de elevar los intercambios económicos hasta los 30.000 millones de dólares anuales y la rebaja de los aranceles aduaneros para los productos de ambos países.
Según el diario turco Hurriyet, las dos partes debatieron la creación de un Banco Popular. Dado es no es posible transferir fondos a Irán desde Marzo de 2012 debido a las sanciones, Ankara ha buscado una solución abriendo una cuenta especial en dólares y liras turcas en el banco, pero Teherán ha pedido durante la visita mantener relaciones además con otros bancos turcos y no sólo con dicho Banco Popular.
Turquía importa gas y petróleo de Irán, pero Ankara quiere reducir el precio por metro cúbico del gas iraní, que está ahora por encima de los 400 dólares, alegando que sus importaciones de gas ruso se realizan a un precio más bajo. Teherán no se opone a rebajar el precio siempre y cuando las importaciones turcas de gas aumenten. Por ahora, no se ha llegado a un acuerdo en este tema.
Existen también planes para enlazar por medio de ferrocarril el Mar Mediterráno y la costa turca del Mar Negro con la costa iraní del Golfo Pérsico y el Mar de Omán en orden a ampliar los intercambios de personas y mercancías.
El mayor tema de discrepancia es, sin duda, Siria. Las esperanzas de un cambio en la posición turca no se han visto reflejadas en la actitud de los dirigentes del país. Durante la rueda de prensa conjunta del final de la visita de Rohani, Erdogan aparecía como sofocado especialmente después de que el presidente iraní dijera que él había felicitado al presidente Bashar al Assad por su elección y pidiera respeto a la voluntad del pueblo sirio en sus opciones. Durante su apretón de manos con Rohani, Erdogan no sonrió.
Irán, sin embargo, parece confirar en que Turquía acabará por cambiar su posición sobre Siria dado el fracaso de los intentos de Ankara de derribar al gobierno sirio. El aislamiento de Turquía es patente además tras el derrocamiento de su aliado Mohammed Mursi en Egipto y su enfrentamiento con Arabia Saudí por el tema de los Hermanos Musulmanes. Turquía mantiene, de este modo, en la actualidad una tensión con varios estados árabes -Siria, Iraq, Arabia Saudí y Egipto- por diversos motivos.
El así llamado “modelo turco”, que una vez EEUU y otros países occidentales intentaron presentar como un modelo para los países árabes y musulmanes, se ha evaporado tras la dura represión llevada a cabo por Erdogan contra las manifiestaciones de Taksim, en Estambul, y otros lugares. El proceso de cambios podría iniciarse una vez Erdogan deje el cargo de primer ministro este año.
El resultado más notable de la visita de Rohani a Estambul es la creación, por primera vez en la historia de las relaciones turco-iraníes, del Consejo Supremo de Cooperación Estratégica, que incluye a miembros de ambos gobiernos. En este sentido, Rohani señaló que “los dos países tienen objetivos comunes en los temas regionales, aunque puntos de vista distintos en algunos temas. Hemos decidido trabajar más en los puntos que tenemos en común.”
Según medios turcos, el acercamiento entre Irán y Turquía puede ser visto con buenos ojos por los países europeos, ya que Turquía es la puerta hacia Europa del gas iraní, que es visto por algunos medios europeos como una alternativa que permitiría al continente reducir su dependencia del gas ruso.
Según el diario Hurriyet, la visita de Rohani tiene lugar paradójicamente “en un tiempo en el que la imagen de Turquía en Occidente está deteriorándose mientras que las reformas en Irán pueden reforzar los vínculos de esa nación con los países occidentales. Irán se está convirtiendo en la estrella ascendente en esta nueva fase.”
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