Cuando los EE.UU. derrocaron a los talibanes a raíz del 9/11 dentro de su recién lanzada “guerra contra el terrorismo”, sentó las bases para el crecimiento explosivo de la industria del opio en Afganistán. Pocos meses antes de la invasión se llevara a cabo, los talibanes fueron noticia por haber “terminado drásticamente con el comercio de opio masivo del país” después de que el líder del grupo fundamentalista hubiera declarado que la sustancia era antiislámica. En ese momento, el opio de Afganistán se usaba para producir el 75 por ciento de la heroína del mundo.
Pero a pesar de ser aplastado por los talibanes, el mercado del opio hizo una reaparición dramática inmediatamente después de la invasión de Estados Unidos en octubre de 2001. No sólo se restableció el tráfico de opio, sono que aumentó drásticamente - pasando de un nivel de producción de 185 toneladas bajo el régimenTalibán (antes de la prohibición de la producción) a 3.400 toneladas en 2002.
Más de una década después, la cantidad de opio cosechado cada año siguió aumentando. El opio de Afganistán ahora se utiliza para producir el 90 por ciento de la heroína del mundo. Este incremento ha sido supervisado directamente por las fuerzas estadounidenses, que abiertamente custodian los campos de amapola de Afganistán . De hecho, durante ese mismo tiempo, el gobierno de Estados Unidos afirmó haber gastado 8.4 mil millones de dólares en programas antinarcóticos en Afganistán.
El dramático aumento en la producción de opio en Afganistán tras la invasión ha provocado especulaciones sobre los motivos de la acción agresiva que los EE.UU. recientemente ha tomado en relación con Corea del Norte, que se está convirtiendo en un importante productor de opio.
Mientras que la producción de opio aprobada por el gobierno recibió un golpe después de que Kim Jong-un asumiera el poder en 2011, las cosas han cambiado drásticamente en los últimos meses, en gran parte debido a las sanciones chinas anunciadas a mediados de febrero. Las sanciones, creadas en respuesta a una prueba de misiles balísticos de Corea del Norte, llevaron a rechazar las importaciones de carbón de Corea del Norte por parte de Chinba. El carbón representa el 40 por ciento de las exportaciones de Corea del Norte a China.
Ese golpe drástico para la economía de Corea del Norte al parecer, ha obligado a Kim Jong-un a aumentar la producción de opio. Kang Cheol-hwan, un desertor de Corea del Norte y presidente del Centro de Estrategia de Corea del Norte, dijo a la agencia de noticias Yonhap que “el cultivo de los campos de amapola a resurgido de nuevo para el contrabando de drogas como una forma de asegurar los fondos para gestionar su régimen”.
La producción de opio de Corea del Norte es pequeña en comparación con la de después de la invasión de Afganistán, aunque sigue siendo significativa. Corea del Norte, según Chosun Ilbo , produce alrededor de 40 toneladas de opio al año - comparable a la industria del opio de Pakistán. La mayor parte de su opio se introduce de contrabando y es vendida en China y no puede ser objetivo de las sanciones, ya que es difícil de rastrear en el mercado negro.
Algunos han especulado que el regreso de Corea del Norte a la producción de opio ha llamado la atención de la CIA, ya que la agencia de inteligencia tiene un historial de involucrarse en el comercio de opio y drogas en general , como lo demuestra su bien documentado hábito en la gestión de suministros de narcóticos de América Latina a Asia.
Además, la adicción a los opiáceos – ya sea en analgésicos opiáceos legales y drogas ilegales - está creciendo en los EE.UU., consumiéndose más que nunca opio dentro de América. La aparición de esta epidemia coincidió con la ocupación de Afganistán por los EE.UU.. Entre 2002 y 2013, el consumo de heroína de Estados Unidos aumentó un 63 por ciento , alcanzando un máximo de los últimos 20 años . Las Sobredosis de heroína se cuadruplicó en los EE.UU. en ese mismo plazo.
Las acciones del gobierno de Estados Unidos también sugieren que se trata de proteger la producción de opio, como se ha puesto de manifiesto en su ocupación de Afganistán. Por ejemplo, los EE.UU. se oponen vehementemente a los esfuerzos de legalización del opio y el Departamento de Estado se niega a reconocer la erradicación de opio como principal objetivo, a pesar de los miles de millones que se han gastado en programas antinarcóticos.
Con la creciente tensión en la Península Coreana, los EE.UU. han puesto “todas las opciones sobre la mesa” con el fin de evitar más pruebas de misiles y “provocaciones” del régimen de Kim Jong-un, incluyendo las advertencias de que los EE.UU. pronto podría encontrarse en un “ muy, muy importante conflicto” con Corea del Norte.
Si en Corea del Norte se produjese un cambio de régimen, la historia sugiere que los militares de EE.UU. pueden terminar guardando sus campos de amapola también.
Fuente: MintPressNews
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