Kofi Annan ya cuerpeó crisis serias por corrupción, como el escándalo del “petróleo por medicamentos” en el destruido Iraq, donde se desviaron millonadas de dólares en lugar de utilizarse para el hambriento pueblo iraquí durante la ocupación. Contratos no cumplidos pero cobrados del vicepresidente Cheney y otros contratistas notables. No pasó nada con los culpables. La ONU no tiene poder para condenar y simplemente envía a los culpables a sus países de origen junto con la investigación instruida. Luego los testigos deben ratificar los hechos en los tribunales de la nación del investigado, cosa muy difícil de lograr y…aquí no ha pasado nada.
“Si se calcula la cantidad de cartones de cigarrillos que cada miembro de las “misiones de paz” tiene derecho a adquirir sin impuestos en los almacenes de la ONU que acompañan tales programas, cada uno de los beneficiarios fumaría diariamente centenares de paquetes. Pero no hay que preocuparse por la salud de los soldaditos y pequeños burócratas, porque no son tan viciosos. Solo los altos funcionarios pueden revender en gran escala negociando con mafiosos del mercado negro que aparecen en toda crisis”. Eso lo decía a un periodista francés un militar de los Cascos Azules, agregando que el mismo cálculo de mega consumo le cabe a otros productos como los alimentos, combustibles, armas, drogas, aparatos electrónicos, medicamentos, ropas, etc., etc.
En 5 de enero de 2007, el informador “Urgente 24” divulgó una nota titulada “La ONU ha investigado a 319 ‘cascos azules’ por explotación sexual y abusos”, por delitos cometidos en menos de 2 años. Como el organismo no habitúa difundir ese tipo de hechos, esta vez debió hablar algo al respecto porque fue denunciado por el diario inglés Daily Telegraph. Así se supo que 18 civiles fueron inmediatamente despedidos y se repatriaron 17 agentes de policía y 144 militares. Según el diario, “más de 20 menores en Yuba, fueron obligadas a mantener relaciones sexuales con miembros de las fuerzas de paz y funcionarios de la ONU…se asegura que la edad de las menores no supera los 12 años…”.
Más de una vez se escribió y denunciaron algunos de los frecuentes escabrosos escándalos no desmentidos por el tráfico o abusos de niños nada menos que en UNICEF, el ente de la ONU defensor de la infancia. Y también se han “investigado” centenares de violaciones y desapariciones de niñitas abusadas o desaparecidas en Sudán.
El escritor Eric Frattini pone negro sobre blanco los episodios más vergonzosos de una organización que, nacida para la paz y la concordia, ha sido parte en guerras en África, acusada de abusos a menores, extraño juez en la guerra fría o protagonista de la malversación de fondos en programas tan delicados como el célebre Petróleo por Alimentos.
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