Si os cuento que PSOE actual fue un partido que no surgió de una verdadera base social, sino que fue recreado, moldeado y financiado por la CIA norteamericana a través de fundaciones del SPD de Willi Brandt de la República Federal Alemana, para evitar que un partido comunista pudiese alcanzar el poder tras la descomposición del franquismo… lo mismo no os lo creéis; pero, desgraciadamente no es una cuestión de fe.
Aquí un documento de 24 páginas de Alfredo Grimaldo Feito donde se explica muchas cosas, demasiadas cosas, desde por qué seguimos viendo a herederos del anterior régimen en las hoy supuestamente democráticas instituciones parlamentarias, por qué se diseñó un reparto electoral específicamente diseñado para marginar al PCE, el pucherazo del referendum de la OTAN, por qué PP=PSOE, el desmantelamiento de toda la industria a pricipios de los 80 (la mal llamada "reconversión industrial"), el por qué el PSOE sistemáticamente sigue políticas neoliberales y antepone la conveniencia de multinacionales norteamericanas a la de los ciudadanos y empresas españolas (por ejemplo, con el tema Microsoft vs Software Libre, en que sistemáticamente sabotean, con ayuda de nuestros políticos, toda iniciativa de implantación del Software Libre en la educación y en las administraciones en favor de la multinacional), y por qué, sistemáticamente este partido ha seguido políticas económicas que traicionan a los trabajadores en favor del poder financiero.
El PSOE moderno es de facto una creación de la C.I.A. y esta explicación supera con nota la prueba de la "navaja de Ockam" para explicar tantas traiciones y tantas incoherencias entre su discurso supuestamente "de izquierdas" y la política neoliberal que luego aplica en la práctica.
Es genial, porque también se explica en el texto la traición del sindicato UGT como "sindicato amarillo" y continuismo de los sindicatos verticales franquistas.
Tal vez el PCE nunca hubiese resultado elegido. Lo que cuenta es que todo lo que nos han contado sobre la transición es mentira, o, como mucho, una verdad a medias (que es peor). Que el PSOE no es un partido ni de izquierdas ni "de verdad" sino una gigantesca operación de "astroturfing" financiado y controlado por el interes de Estados Unidos durante la guerra fría para lograr convertir a españa en un país 100% satélite y dependiente...
Extracto del libro:
El 17 de mayo de 1979, durante la celebración del XXVIII Congreso del PSOE, Felipe González impone que desaparezca el término «marxismo» de los estatutos del partido. Los militares norteamericanos que tanto preguntaban por este asunto a los oficiales españoles, durante los cursos de formación realizados en Estados Unidos, ya pueden quedarse completamente tranquilos. Justo de la Cueva, miembro de la comisión mixta de reunificación del PSOE madrileño (proviene del sector histórico), desalentado, deja la militancia en ese momento y declara: «El PSOE va donde diga la CIA a través de Willy Brandt. Hasta en el propio Bundestag alemán se acaba de denunciar que la Fundación Friedrich Ebert del SPD recibe dinero directamente de la CIA».’ Los jóvenes que dieron el golpe de Estado dentro del PSOE en Suresnes, comandados por González, van cumpliendo al pie de la letra el guión que les han preparado. El poder está cada vez más cerca.
El papel que el PSOE tiene que interpretar en la Transición está escrito desde bastante antes de la muerte de Franco, pero se termina de pulir en 1974. El giro a la izquierda de la Revolución de los Claveles coincide con los primeros pasos en público de la Junta Democrática, constituida por iniciativa de Antonio García Trevijano y auspiciada por el PCE. Desde el principio, Felipe González hace todo lo posible para hundir este organismo unitario que reclama amnistía total, la formación de un Gobierno provisional y la celebración de una consulta para elegir la forma de Estado:
Monarquía o República. «Cuando se produce la hegemonía del Partido Comunista Portugués en el proceso político que se vive en el país vecino, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se alarma aún más y viaja a Alemania para entrevistarse primero con el canciller Helmut Schmidt, y después con Willy Brandt,» que continúa teniendo una enorme influencia en la Internacional Socialista. Les insiste en que apoyen decididamente al PSOE», señala García Trevijano.(18)
«Por eso Felipe González no entra en la Junta, porque se siente respaldado por una potencia superior, por los alemanes y los norteamericanos. Una vez que está seguro de ese apoyo, se traslada a Madrid, donde tiene una entrevista con el Rey y con altos mandos del Ejército, y ahí establecen la estrategia de que hay que ir gradualmente hacia las libertades en España para evitar una radicalización de la situación. Felipe González es el más interesado en mantener a los comunistas en la ilegalidad. A mí me advierte de esta operación nada menos que Claude Chaisson, que luego sería ministro de Exteriores con Mitterrand y entonces era comisario en Bruselas del Mercado Común. Teníamos mucha amistad. Él era miembro del Partido Socialista Francés y estaba bien informado de todo esto. Ahí fue cuando cedimos y constituimos la Platajunta, a sabiendas de que se estaba haciendo para que entrara en ella el PSOE, que sería el traidor. Pero más traidor sería si estaba fuera. Y me di cuenta de que Santiago Carrillo, que era muy listo para olfatear por dónde venían los aires políticos, quería seguir completamente la política del PSOE».
En octubre de 1982, Felipe González consigue su objetivo y gana las elecciones por mayoría absoluta. Un año después, José Mario Armero le dedica un elogioso artículo en el que repasa, de forma muy elocuente, los logros del Gobierno del PSOE. Armero era abogado en España de las más importantes multinacionales norteamericanas y un hombre con muchos contactos en el Departamento de Estado. También intervino, como mediador, en las conversaciones que condujeron a la legalización del PCE, después de negociar con Santiago Carrillo la aceptación de la Monarquía. El 20 de octubre de 1983 escribe:
«La realidad demuestra que hoy en España gobierna un partido socialdemócrata, europeo, occidentalista, pronorteamericano y decididamente atlantista. En un año de gobierno, los hombres del PSOE han cumplido un papel realmente singular: la casi destrucción de la izquierda tradicional española, en buena parte marxista y revolucionaria, que seguía una tradición muy distinta a los nuevos derroteros que han tomado los jóvenes dirigentes socialistas. Realmente nada tienen que ver con Pablo Iglesias, ni con Francisco Largo Caballero, ni siquiera con Rodolfo Llopis. Y han conseguido sustituir lo que siempre se ha considerado como izquierda por una socialdemocracia, que es un amplio fenómeno donde cabe la libre empresa, la propiedad privada, los europeos, los norteamericanos y la OTAN».
El papel que el PSOE tiene que interpretar en la Transición está escrito desde bastante antes de la muerte de Franco, pero se termina de pulir en 1974. El giro a la izquierda de la Revolución de los Claveles coincide con los primeros pasos en público de la Junta Democrática, constituida por iniciativa de Antonio García Trevijano y auspiciada por el PCE. Desde el principio, Felipe González hace todo lo posible para hundir este organismo unitario que reclama amnistía total, la formación de un Gobierno provisional y la celebración de una consulta para elegir la forma de Estado:
Monarquía o República. «Cuando se produce la hegemonía del Partido Comunista Portugués en el proceso político que se vive en el país vecino, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se alarma aún más y viaja a Alemania para entrevistarse primero con el canciller Helmut Schmidt, y después con Willy Brandt,» que continúa teniendo una enorme influencia en la Internacional Socialista. Les insiste en que apoyen decididamente al PSOE», señala García Trevijano.(18)
«Por eso Felipe González no entra en la Junta, porque se siente respaldado por una potencia superior, por los alemanes y los norteamericanos. Una vez que está seguro de ese apoyo, se traslada a Madrid, donde tiene una entrevista con el Rey y con altos mandos del Ejército, y ahí establecen la estrategia de que hay que ir gradualmente hacia las libertades en España para evitar una radicalización de la situación. Felipe González es el más interesado en mantener a los comunistas en la ilegalidad. A mí me advierte de esta operación nada menos que Claude Chaisson, que luego sería ministro de Exteriores con Mitterrand y entonces era comisario en Bruselas del Mercado Común. Teníamos mucha amistad. Él era miembro del Partido Socialista Francés y estaba bien informado de todo esto. Ahí fue cuando cedimos y constituimos la Platajunta, a sabiendas de que se estaba haciendo para que entrara en ella el PSOE, que sería el traidor. Pero más traidor sería si estaba fuera. Y me di cuenta de que Santiago Carrillo, que era muy listo para olfatear por dónde venían los aires políticos, quería seguir completamente la política del PSOE».
En octubre de 1982, Felipe González consigue su objetivo y gana las elecciones por mayoría absoluta. Un año después, José Mario Armero le dedica un elogioso artículo en el que repasa, de forma muy elocuente, los logros del Gobierno del PSOE. Armero era abogado en España de las más importantes multinacionales norteamericanas y un hombre con muchos contactos en el Departamento de Estado. También intervino, como mediador, en las conversaciones que condujeron a la legalización del PCE, después de negociar con Santiago Carrillo la aceptación de la Monarquía. El 20 de octubre de 1983 escribe:
«La realidad demuestra que hoy en España gobierna un partido socialdemócrata, europeo, occidentalista, pronorteamericano y decididamente atlantista. En un año de gobierno, los hombres del PSOE han cumplido un papel realmente singular: la casi destrucción de la izquierda tradicional española, en buena parte marxista y revolucionaria, que seguía una tradición muy distinta a los nuevos derroteros que han tomado los jóvenes dirigentes socialistas. Realmente nada tienen que ver con Pablo Iglesias, ni con Francisco Largo Caballero, ni siquiera con Rodolfo Llopis. Y han conseguido sustituir lo que siempre se ha considerado como izquierda por una socialdemocracia, que es un amplio fenómeno donde cabe la libre empresa, la propiedad privada, los europeos, los norteamericanos y la OTAN».
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